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Notas a la
carta 14
El juicio contra los líderes civiles y el gobierno de la Generalitat.
(1) Recuerda las dos cartas que te
escribí sobre el lawfare en las que los “trapicheos” de Llarena se exponen
convenientemente.
(2) A pesar de que en el Supremo no
se les ha reservado espacio, algunos miembros de la iniciativa Internacional
Trial Watch pudieron entrar en la sala. Son Dominique Nogueres, Alexandre Faro,
Fabio Marcelli, Frederic Ureel, Bill Mozdzierz y Javier Perez Royo. No solo no
se les ha facilitado un espacio sino que el trato recibido ha sido agresivo y
desconsiderado hasta el punto de que una trabajadora del TS le espetó a
Frederic Ureel que “usted será abogado en su país pero aquí viene como público,
u otra que le exigió de mala manera a Alexandre Faro, de la Federación
Internacional de Derechos Humanos, que se sacará la toga con la que se había
presentado.
(3)
Alexandre Faro, de la FIDH, manifestó que “Es muy inquietante. Porqué no tengo la impresión de que aquí haya todas las garantías de un
proceso equitativo. Vi cosas muy inquietantes sobre la imparcialidad de los
jueces en relación con las demandas que plantearon los abogados de la defensa”.
En referencia al solapamiento que se produjo entre el tempo judicial y el
político, se mostró muy preocupado y dijo que “Se habla prácticamente de las mismas cosas aquí y en el Congreso
español. El poder político ejerce una cierta manera de presión sobre el poder
judicial y éste tiene en las manos una decisiones que pueden tener un efecto sobra la vida política. Esto,
francamente, no es muy sano” Faro se
quejaba de que allí donde ha ido, la FIDH ha podido realizar tareas de
observación. Menos en España, en este juicio.
La FIDH y Euromed Rights han asegurado que en
el juicio “no se cumplen las condiciones
para un juicio justo”, conclusión a la que llegan por “la ausencia de debate contradictorio, las múltiples y repetidas
violaciones de los derechos de la defensa, la multiplicidad de procedimientos y
la utilización de documentos de otras investigaciones inconclusas de los que la
defensa no ha sido informada”. Otra de sus conclusiones es que en el juico
faltó “el principio de contradicción que
debería permitir a cada parte expresarse y sacar a la luz la verdad de los
hechos alegados” y que los videos solo pudieron exhibirse al final,
imposibilitando la discusión o el debate sobre ellos. También resaltan que
declararan los agentes de policía después de sus superiores porque se
repitieron los mismos testimonios “a
menudo como declaraciones estereotipadas, Lo que pone en duda la espontaneidad
y la veracidad de las declaraciones”. También critican la ausencia de la
doble instancia así como la presencia como acusación de un partido político
cuando no ha sido víctima de nada.
(4) En este link encontraras todo
el juicio retransmitido en vivo y en directo. Aunque los titulares de las 309
entradas sobre el proceso están en catalán, las entenderás y no dudes en
pinchar donde creas conveniente porque el juicio está en castellano. Hazlo, amigo.
Hay momentos que no tienen desperdicio.
(5) Escribo esta carta sin que la sentencia se
conozca todavía. Si, como espero, se hace pública antes de que acabe este
epistolario, dedicaré una carta a comentarla.
(6) El año 2010 Arnaldo Otegui se sentaba en el banco de los acusados de la
Audiencia Nacional para responder de haber participado en un homenaje al preso
de ETA José Maria Sagardui. La jueza que presidía la Sala, Ángela Murillo le
preguntó a Otegi si condenaba rotundamente la violencia de ETA a lo que éste se
negó a responder. Entones la jueza insistió diciendo: “No me lo va a responder, ¿verdad?”
“No”, respondió Otegi y entonces
la jueza dijo: “Muy bien, ya lo sabía”. Otegi fue condenado a dos años de prisión,
recurrió la sentencia y el Supremo declaró nulo el juicio por entender que
aquella frase “Ya lo sabia” expresaba
un perjuicio sobre Otegi y, en consecuencia, la jueza no podía se
imparcial. Pero hay más. La misma jueza
condenó el año siguiente a Otegi, en otro caso, a seis años de prisión que éste
cumplió. Sin embargo, un tiempo después, el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos condenó a España porque Otegi no había tenido un juicio justo y lo
argumentaba en ese “Ya lo sabía” de
la jueza.
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